RELATOS EN IMÁGENES, EN LETRAS Y MÁS. La vida no es tan difícil. Instalar un programa de windows, una impresora, un router o un TDT, si lo es. Felipe Sánchez Felipe. Árbitro.

martes, octubre 24, 2006

Sobre Bamby y la ignominia

Una carta para Arturo P. Reverte que no llegará jamás a ser contestada:
Nunca me he alegrado de tus triunfos Arturo, lo reconozco. Una envidia sana -e insana según los días-, pasea por mi cabeza cuando me cuentan de tus éxitos de crítica y público. No leo tus libros ni tus artículos, del mismo modo que no compro ni escucho canciones de Bisbal por mucho que funcionen. No sé si escribes bien o mal o si Bustamante canta como Plácido Domingo o como Juan de Mairena, porque a nuestra edad hay que ser selectivo y no perder un minuto con lo que no te interesa. Hoy voy a perder unos minutos para contestarte, porque me interesa mucho de lo que hablas aunque no la cites: la ignominia.
Por lo que dices, tus abuelos no ganaron la guerra; mis padres sí, y la ganaron, pero me enseñaron, casi machaconamente, por encima de todas las cosas, a estar siempre del lado del perdedor y del más débil; lo he aprendido muy bien. Es bonito decir que con la guerra no gana nadie pero no es verdad. Lee los nombres de los que están en los consejos de administración de las grandes empresas de siempre, mira las plusvalías que generaron los presos republicanos haciendo embalses para las empresas franquistas que todavía siguen cobrándonos las facturas de la luz o el agua a través de los dueños de los bancos que financiaron el golpe de estado. No hace falta que lo ponga con mayúsculas ¿verdad?. Pensar y decir que no había ideología en esa maldita guerra me parece tan simplista y tan petulante como tú. Discúlpame si voy al terreno de lo personal pero como no hay ni un ápice de fundamento en eso que dices, no te lo puedo rebatir más que en el terreno de lo personal; sólo así puedo explicarmelo. ¿No había ideología en los miles de brigadistas que vinieron a defender la República? ¿No había ideología en esos falangistas que creían en la transformación de la sociedad? ¿Eran todos ellos patanes que buscaban irse de su trinchera cuanto antes? Pues no, no rotundo. Yo creo saber por qué lo dices, porque en tu cabeza no cabe que alguien defienda un ideal o una utopía y por eso denostas y vomitas sobre ellos o lo pretendes; porque son valores que nunca has tenido, por que son valores, no cuentas ni resultados. Permíteme que pierda estos minutos en contestarte para decirte que no te lo consiento ni te lo permito. Mi padre o mi madre tenían ideología y lucharon por ella honestamente; que Juan y Cándida y tantos otros españoles que lucharon, la tienen y que aquí en esta España que tanto premia tus trabajos todavía estamos personas que tenemos -y espero que por mucho tiempo- ideales y pretendemos conseguirlos. Vete a discutir las portadas de tus libros, disfruta de lo que has ganado e invéntate palabras en la Academia, pero por favor, ex-compañero, no nos toques los cojones ni los ideales, que bastante tenemos con llegar a fin de mes los que soportamos estoicamente a esta nuestra clase política, esta nuestra clase empresarial y a esta intelectualidad vuestra que de poco nos vale, si como tú, renuncia a las más éticas aspiraciones, a los ideales o a la utopía y lo que es peor: que no lee la historia más reciente porque no pasa de la España imperial.
Antes de seguir estoy de acuerdo en que "Libertarias" no es la mejor película de Aranda pero a mí me gustó mucho más que "Gitano", sinceramente.


Algunas de sus densas opiniones reproducidas por www.periodistadigital.com

(...)Pero hay un par de puntualizaciones necesarias. Una es que, españoles todos, (...)canallas y asesinos lo fuimos en los dos bandos. Otra, que casi todos se vieron envueltos en aquello muy a su pesar; y que, entusiastas y héroes aparte, la mayor parte estuvo en las trincheras de modo aleatorio, según donde tocó. La prueba es que hubo más deserciones –pasarse, decían– por volver al pueblo con la familia, que por ideología nacional o republicana.

(...)No pretenderán que me trague ahora lo del pueblo en armas en plan Bambi: aquí la buena gente proletaria, y allí espadones y señoritos.

(...)Ciertos habituales de los telediarios estén empeñados en ganar por la cara, setenta años después, las guerras que perdieron sus abuelos, o los míos.


(...)Una cosa es que aquellos a cuyos parientes fusilaron por rojos puedan, al fin, hacer lo que hicieron otros en los años cuarenta: honrar los huesos de sus muertos. Otra, que se falsee la Historia para reventar al adversario político de ahora mismo, suplantando la realidad con camelos como aquel grotesco Libertarias que rodó hace años Vicente Aranda, poblado de angelicales milicianos. Por ejemplo.

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